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Damasco: sabor exquisito y salud en un solo bocado

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El damasco es conocido por su sabor azucarado y su carne jugosa, estableciéndose como una fruta rica en nutrientes que aporta importantes beneficios para la salud. Consumirlo habitualmente puede ayudar a mejorar el sistema inmune, proteger las células de los daños oxidativos y respaldar la salud tanto digestiva como cardiovascular. Por su contenido abundante de vitaminas, minerales y antioxidantes, es una alternativa perfecta para integrar en la dieta diaria.

Propiedades nutricionales del damasco

El albaricoque es una fuente natural de importantes vitaminas, particularmente A y C, además de proporcionar fibra alimentaria y antioxidantes. La vitamina A, encontrada en forma de beta-carotenos, es crucial para conservar una buena vista, la salud de la piel y el desarrollo celular, además de fortalecer el sistema inmune. Estos antioxidantes ayudan a neutralizar los radicales libres, que causan estrés oxidativo, protegiendo las células y disminuyendo el envejecimiento antes de tiempo.

El damasco es una fruta que, gracias a su fibra dietética, favorece el tránsito intestinal adecuado y ayuda a evitar el estreñimiento. Este elemento adicionalmente crea una sensación de llenura con pocas calorías, convirtiendo a la fruta en un apoyo útil para quienes desean conservar un peso estable. Por otro lado, el damasco tiene flavonoides, como la quercetina, que poseen cualidades antioxidantes y antitrombóticas que ayudan a cuidar el sistema cardiovascular y reducir el peligro de algunas enfermedades.

Beneficios para la salud

La ingesta constante de damasco beneficia diversos sistemas del cuerpo humano. La mezcla de vitaminas, minerales y antioxidantes refuerza el sistema inmunitario, mejorando la capacidad del organismo para enfrentar infecciones. Además, su presencia de potasio y magnesio apoya el funcionamiento cardiovascular, y los antioxidantes ayudan a proteger las células del daño causado por la oxidación.

La fibra y los micronutrientes presentes también favorecen la digestión y la absorción de nutrientes, ayudando a mantener una dieta equilibrada. Por estas razones, incluir damascos en la dieta cotidiana puede proporcionar ventajas preventivas contra enfermedades degenerativas, del corazón y ciertos tipos de cáncer.

Información nutricional según presentación

Cada 100 gramos de albaricoque fresco proporcionan cerca de 57 calorías, una cantidad moderada de carbohidratos, 3,5 gramos de fibra, 31,8 mg de potasio, 0,22 mg de magnesio y 16,7 mg de vitamina C. La versión deshidratada concentra sus nutrientes: ofrece hasta 254 calorías, 7,3 gramos de fibra y elevados niveles de minerales como hierro, cobre y selenio, pero con un mayor contenido calórico, por lo que se recomienda consumirla con moderación.

Cómo consumir damasco para maximizar sus beneficios

Para obtener el mayor beneficio de sus nutrientes, es aconsejable ingerir el damasco en su estado natural y con su piel, previamente bien lavada. La cáscara es rica en fibra y antioxidantes. Se puede añadir a ensaladas, yogures, licuados o combinaciones de frutas frescas. Al cocinarlo, es probable que se disminuya el nivel de vitamina C y otros componentes sensibles al calor.

Combinar damasco con grasas saludables, como frutos secos o semillas, mejora la absorción de carotenoides. Su bajo índice glucémico permite integrarlo en desayunos, meriendas, postres o colaciones nocturnas en cantidades moderadas, mientras que la versión seca debe controlarse para evitar un exceso calórico y de azúcares concentrados.

En resumen, el damasco se distingue no solo por su sabor azucarado y su consistencia placentera, sino también por ser una fruta funcional que ofrece varios beneficios nutricionales. Su consumo frecuente en la alimentación favorece el bienestar integral, impulsando la salud digestiva, del corazón y de las células.

By Otilia Adame Luevano

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